Lectores

lunes, 3 de septiembre de 2007

Familia

Familia, me declaro culpable, tú
La culpa me empuja a la culpa,
Ahora la absolución misma sería su levadura.
En esta maleta cabe todo el fango del mundo y de sus alrededores,
Cualquiera pequeña historia soez,
La idea del pecado original y eso
De ser capado a uña y sin dolor
Entre misterios idiotas
Lo que es el colmo de la humillación
El sueño, nada de interpretaciones
Digo que allí ensayamos, pero groseramente,
El mal del que somos a la luz del día
Un juego de sombras contagiosas
No viajo, huyo, mis propios sueños no me dejan dormir
Quejándose del insomnio de la vejez tan prematuramente
Todo para ocultarle la verdad a mis acreedores
Gente sencilla,
Que mi negocio es más sucio de lo que parece:
No engaño: atormento. No me mueven el interés personal sino el afán de la bancarrota
La obsesión de la quiebra, en una palabra el miedo
Por el que empieza la barbarie.

¿Qué se ama cuando se ama?

¿Qué se ama cuando se ama, mi Dios: la luz terrible de la vida
o la luz de la muerte? ¿Qué se busca, qué se halla, qué
es eso: amor? ¿Quién es? ¿La mujer con su hondura, sus rosas, sus volcanes,
o este sol colorado que es mi sangre furiosa
cuando entro en ella hasta las últimas raíces?

¿O todo es un gran juego, Dios mío, y no hay mujer
ni hay hombre sino un solo cuerpo: el tuyo,
repartido en estrellas de hermosura, en partículas fugaces
de eternidad visible?

Me muero en esto, oh Dios, en esta guerra
de ir y venir entre ellas por las calles, de no poder amar
trescientas a la vez, porque estoy condenado siempre a una,
a esa una, a esa única que me diste en el viejo paraíso

De un intelectual a una muchacha del pueblo.

Mi falsa bondad tú eres la única en comprenderla,
Porque la confundes, ciega, sagazmente con lo único bueno que va quedando en mi
y no distingues entre mi miedo a la vida y mi amor a la vida
y eres, por un momento, el báculo de esta vejez prematura.

Crees, en cambio, en el hombre que yo había sido y que fugazmente antes de estos años amargos,
de no haber sucumbido al gusto de la derrota, al placer y hasta a la pasión de la derrota, por lo mismo que crees en el amor
o por que el amor te hace creer, como si se tratara de un manojo de hierbas en manos de una vieja curandera, en sus virtudes balsámicas,
y estas penetrada del papel del amor como de un sabor a hierbas mágicas.


Creerás en lo que te diga, al oído, el horóscopo
en el estilo epistolar en la lectura de las manos;
tu novela soy yo para las noches de insomnio cuando la virginidad acostumbrada a
todo da con todo señales de impaciencia
y hay que adormecerla con un cuidado especial;
en esta distancia absurda entre tu cuerpo y el mío es el cauce de un sueño que une las
dos orillas
colmado, por fin, bajo una tierna luz de amanecer pantanoso.

Te encontrarás en una isla conmigo, cualquier imagen de calendario puede ser en este
momento tu hallazgo,
el primer recurso de la poesía y el último, por que no amas las palabras
ni te bastan los excesos de imaginación, a todo ello prefieres el éxtasis,
poner en orden tu vida con esas grandes manos tranquilas
y esperar.

El Fornicio


El Fornicio

Te besara en las puntas de las pestañas y en los pezones, te turbuleantemente besara,
mi vergonzosa, en esos muslos
de individua blanca, te tocara los pies
para otro vuelo más aire que ese aire
felino de tu fragancia, te dijera española
mía, francesa mía, inglesa, ragazza,
nórdica boreal, espuma
de la diáspora del Génesis, ¿qué más
te dijera por dentro?
¿griega,
mi egipcia, romana por el mármol? ¿fenicia, cartaginesa, o loca, locamente andaluza en el arco de morir con todos los pétalos abiertos, tensa la cítara de Dios, en la danza del fornicio?
Te oyera aullar, te fuera mordiendo hasta las últimas amapolas, mi posesa, te todavía enloqueciera allí, en el frescor ciego, te nadara en la inmensidad insaciable de la lascivia, riera frenético el frenesí con tus dientes, me arrebatara el opio de tu piel hasta lo ebúrneo de otra pureza, oyera cantar a las esferas estallantes como Pitágoras, te lamiera, te olfateara como el león a su leona, parara el sol, fálicamente mía, ¡te amara!

Carta del suicida


Carta del suicida

Juro que esta mujer me ha partido los sesos,

porque ella sale y entra como una bala loca,
y abre mis parietales, y nunca cicatriza,
asi sople el verano o el invierno,
asi viva feliz sentado sobre el triunfo
y el estómago Ileno, como un cóndor saciado,
asi padezca el Ihtigo del hambre, así me acueste
o me levante, y me hunda de cabeza en el dia
como una piedra bajo la corriente cambiante,
asi toque mi citara para engafiarme, así
se abra una puerta y entren diez mujeres desnudas,
marcadas sus espaldas con mi letra, y se arrojen
unas sobre otras hasta consumirse,
juro que ella perdura, porque ella sale y entra
como una bala loca,
me sigue adonde voy y me sirve de hada,
me besa con lujuria
tratando de escaparse de la muerte,
y, cuando caigo al sueño, se hospeda en mi columna
vertebral, y me grita pidikndome socorro,
me arrebata a los cielos, como un c6ndor sin madre
empollado en la muerte.

El paso del Retorno (fragmento)

Yo soy ése que salió hace un año de su tierra
Buscando lejanías de vida y muerte
Su propio corazón y el corazón del mundo
Cuando el viento silbaba entrañas
En un crepúsculo gigante y sin recuerdos

Guiado por mi estrella
Con el pecho vacío
Y con los ojos clavados en la altura
Salí hacia mi destino.

Oh mis buenos amigos
Me habéis reconocido?
He vivido una vida que no puede vivirse
Pero, tú Poesía,no me has abandonado un solo instante.

Suceso

¡Qué suceso tan claro y tan extraño!
adentro del suceso estaba un niño
como un hueso dentro de una aureola
ambos ahora eran hermanos
era el azar su madre brillante
el niño nada sabia del otro
pero el suceso lo acechaba en el sueño
sombrero irremisible y pronto
a hacerse respetar o lo seguía
a cierta distancia del joven amado
el suceso esperaba su hora de iluminar
y calzarse el hombre necesario a todo acto
la esclavitud del ser a su destino
la memoria infalible de lo que va a venir
al despertar la madre a la hora verdadera
todo había nacido hasta el último día.

¡Socorro!

No sé cómo he venido a parar aquí

Yo corría feliz y contento
Con el sombrero en la mano derecha
Tras una mariposa fosforecente
Que me volvía loco de dicha

cuando de pronto zas un tropezón
y no sé qué pasó con el jardín
El panorama cambió totalmente:
Estoy sangrando por boca y narices

Realmente no sé lo que pasó
Sálvenme de una vez
O dispárenme u tiro en la nuca.

Episodio

No me resolvi nunca a abandonar la casa en el momento oportuno.
Del otro lado del cerco se me hicieron las señales convenidas.
La trepidación de un viejo automovil, el graznido de las gaviotas
y se abstuvieron ya de razonar y de advertir
hundiéndose en el polvo victorioso, con la cabeza pesada.

Autorretrato

Por el exeso de trabajo, aveces

veo formar extrañas figuras en el aire

oigo carreras locas,

risas conversaciones criminales

observar estas manos

y estas mejillas blancas de cadaver

estos escasos pelos que me quedan

estas negras arrugas infernales

balada de Pable de Rokha; De los gemidos



Yo canto, canto sin querer, necesarimente , irremediablemete, fatalmente,
al azar de los sucesos, como quien come , bebe o anda o porque sÍ;
moriría si no cantase, moriría si no cantase, el acontecimiento floreal
del poema, estimula mis nervios sonantes,no puedo hablar, entono , pienso en
canciones,no puedo hablar, no puedo hablar;las ruidosas trascendentales
epopeyas me definen e ignoro el sonido de mi flauta;aprendí a cantar siendo
nebulosa odio,odio las utilitarias, labores, zafias , cotidianas, prosaicas y
amo la ociosidad ilustre de lo bello;cantar, cantar,cantar , -he ahí lo único que sabes.

Invernadero

¿Qué será de nosotros, ahora? NOS sorprendió esa noche, para
siempre en el bosque
infundiéndonos el sueño de la herrumbre del pozo o reencontramos
en la tarde el buen camino familiar
y se nos hizo un poco tarde en el jardin un poco noche junto al
invernadero
las narices, las manos empavonadas de bosque, las manos maculadas
de herrumbre del brocal, el escozor en las orejas flagrantes,
el cuerpo del delito pegado a las orejas:
la picadura, el rastro de un insecto benigno?

¿0 nos perdimos, realmente, en el bosque? Esto podría ser como
El claro del sueño:
nuestra presencia en la que no se repara si no como se admite el
recuerdo agridulce de los niños
bien entrada la noche, cuando en una penosa reunión familiar todo
el mundo se ha esforzado en vano
por retenerlo arriba, en la clausurada pieza de juegos. Porque algo nos
diría sin duda
este jardín me habla si estuvieramos despiertos; pero entre él y
nosotros (nos hemos entregado
a nuestra edad real como a una falsa evidencia)
se levantan los años empavonados del aire que entra al invernadero
lleno de vidrios rotos
vidriándonos la noche de un bosque inexpugnable.

Pureza.

En ti, criatura, se saciaron
los eternos sìmbolos de la creaciòn:

No faltò la piel suave ni el ojo brillante,
ni la soltura del torso
recargado de atractivos inconscientes
que se escapan sin pagar.

Y en torno, los deseos, abrumados de sueño,
empecinados, como yeso embrutecido
de salvajes escultores que moldean
hasta las miradas tristes de tu carne ardiente.

Monólogo del viejo con la muerte

Y bien, eso era todo.
Aqui tiene la vida, mirese en ella como en un espejo,
empáñela con su último suspiro.
Este es Ud. de niño, entre otros niños de su edad;
¿se reconoceria a simple vista?
Le han pegado en la cara, llora a lágrima viva,
le han pegado en la cara.

Alli está varios años después, con su abuelo
frente al primer cadáver de su vida.
Llora al viejo, parece que lo llora
pero es más bien el miedo a lo desconocido.
El vuelo de una mosca lo distrae.

Y aqui vienen sus vicios, las pequeñas alegrias de un cuerpo
reducido a su mínima expresión,
quince años de carne miserable;
y las virtudes, ciertamente, que luchan
con gestos mis vacios que ellas mismas.
Un gran amor, la perla de su barrio
le roba el corazón alegremente
para jugar con él a la pelota.

Purgatorio


Sobre los riscos de la ladera :el sol
entonces abajo en el valle
la tierra cubierta de flores
Zurita enamorado amigo
recoge el sol de la fotosíntesis
Zurita ya no será nunca más amigo
desde las 7. PM ha empezado a anochecer
la noche es el manicomio de las plantas.

encerrado entre las cuatro paredes de un baño: mire hacia el techo
y entonces empece a lavar las paredes el lavatorio el mismo baño
es que vean:el cielo era Dios
y me chupaba el alma-si hombre!
me limpiaba los empañados ojos

Nocturno de la Consumaciòn.

No te cobro la inmensa promesa de tu cielo
en niveles de mies;
no te digo apetito de arcàngeles
ni potencias que me hagan arder;
no te busco los prados de mùsica
donde a tristes llevaste a pacer.

Hace tanto que masco tinieblas,
que la dicha nosè reaprender.

Me pesaba su nombre.

Me pesaba su amor ambicioso y mezquino,
me pesaba su amor de deseo y de queja,
me pesaba su amor que màs que amor fue odio,
su dignidad abrupta que màs era sobervia.

Ya no tengo su amor, su dignidad, su odio,
y... me pesa!

Autocrítica

verano de 1979
comienzo de un nuevo block :

EN EL LIMITE del lenguaje
me canso.
Entonces, cualquier palabra
Es un regreso, un más-acá
O tal vez
Nada más que la cabriola,
La pirueta, el cohete o
El petardo: ruido
Breve, todo
Pasa.

¿Hay límites en el lenguaje?
O sólo falta qué decir: el
Sentido. ¿ y el sonido? ¿La ráfaga?
De palabras, e l e s t a l l i d o?
Ruido breve,
todo pasa.

La vivencia: otro hito
Punto de refrencia. In-transferible
Sustancia: comunicable, tal vez con telepatia
-pero con poesias, pero no con escritura.

Para qué, por qué. El silencio,
Mejor. Mejor
Nada.